miércoles, 13 de agosto de 2014

Cómo migrar de Windows 7 a las nuevas versiones de Windows sin caer en los errores de Windows XP

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Windows 7 llegó a nuestras vidas en 2009 con la complicada misión de hacernos olvidar el fatídico y ampliamente criticado Windows Vista. Y lo hizo: consiguió atraer a una amplia base de usuarios que no creían posible que Microsoft pudiera sacar un nuevo sistema operativo atractivo después de Windows XP.
Pero Windows 7 pronto pasará a ser parte de la historia de los de Redmond. Y es que no falta mucho para que Satya Nadella y los suyos decidan dejar de prestar soporte técnico a los usuarios de este SO,  que ya tiene cinco años y que convive con Windows 8, el sistema bandera de la empresa, y la próxima versión de esta plataforma (cuyo nombre en clave es Windows Threshold), prevista para 2015.
¿Cuándo dará Microsoft el carpetazo final a Windows 7? Todo parece indicar que este momento decisivo se producirá en enero de 2020, asumiendo que no haya cambios en la política de ciclo de vida de Microsoft de la que ya nos hicimos eco recientemente.

El objetivo: evitar los errores del pasado

Aunque parezca que 2020 queda muy lejos, el tiempo pasa volando. De hecho, todo este tiempo es más que necesario para que las empresas eviten los errores que muchas de ellas cometieron este año ante el fin de Windows XP.
Al menos eso piensan desde Gartner. Por medio de su vicepresidente de investigación, Stephen Kleynhans, la firma de análisis afirma que “a pesar de que Microsoft anunció la descontinuación de Windows XP en 2007, muchas organizaciones no fueron capaces de eliminar este sistema por completo antes de la fecha límite”, nada menos que siete años después, el 8 de abril de 2014.
Buena muestra de lo mal que se gestionó el final del soporte técnico de Windows XP es que en torno a un 25% de los ordenadores utilizados en las organizaciones aún funciona bajo esta plataforma. Todos estos equipos carecen de ningún tipo de protección actualizada por parte de Microsoft, con lo que todo el peso de asegurarlos recae en el propio departamento TIC de la propia empresa.

¿Qué significa el fin del soporte a Windows 7?

El fin del soporte no obliga a las compañías y usuarios a actualizarse necesariamente a Windows 8 o al nuevo sistema que presenten el próximo año. Eso sí, aquellos que decidan seguir utilizando una versión antigua de Windows serán “más vulnerables a los riesgos de seguridad y a los virus”, explicó Microsoft en su momento, en relación al fin del soporte de Windows XP.
Windows 7 emprende el camino hacia el final del soporte técnico
Además, “a medida que aumente el número de fabricantes de hardware y software que optimizan sus productos para las versiones más recientes de Windows, cabe esperar que aumente también el número de aplicaciones y dispositivos que no funcionan” con el sistema operativo obsoleto.

¿Qué deben hacer las compañías?

Durante estos seis años que restan hasta que Microsoft de por acabado el ciclo de vida de Windows 7, las organizaciones deberán optar por una de las siguientes alternativas para seguir contando con equipos protegidos y a la última:
  • Implementar Windows 8 en los nuevos equipos a medida que lleguen. Siguiendo esta filosofía, se iría eliminando Windows 7 a medida que los PC se van sustituyendo por equipos nuevos.
  • Olvidarnos de Windows 8 y esperar a la llegada del futuro Windows Threshold para desplegar un plan de actualización más eficiente. Este es el camino que más compañías seguirán en tanto que les permitirá evitar una actualización y saltar directamente a la próxima versión de Windows. En el lado negativo, muchas de las empresas que opten por este modelo –asegura Gartner– no podrán actualizar todos sus PC a tiempo salvo que dediquen una partida extraordinaria a este proceso.
  • Implementar Windows 8 en todos los PC para eliminar Windows 7. Esta es la tercera alternativa pero la que presenta un mayor coste a corto plazo para las organizaciones. No en vano, es la opción menos recomendable, a juicio de la consultora.

La compatibilidad de las aplicaciones, el talón de Aquiles

La compatibilidad de aplicaciones es el mayor problema al que las empresas se enfrentarán a la hora de actualizar sus equipos a las nuevas versiones de Windows. En ese sentido, los expertos indican que la mayoría de las aplicaciones Win32 que se ejecutan en Windows 7 seguirán haciéndolo en el futuro sin problema. Sin embargo, muchas organizaciones (especialmente aquellas que pertenecen o están relacionadas con la Administración Pública) requieren que todo el software que ejecutan sea compatible oficialmente con el nuevo SO, bien certificado por sus proveedores independientes de software (ISV) o bien por medio de un proceso de validación para asegurar su compatibilidad.
Para este tipo de entidades, Gartner recomienda esperar a la próxima versión de Windows para evitar duplicar estos gastos de forma innecesaria.

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