
¿A cuántos les ha pasado eso de tironear bruscamente el cable de los auriculares sin querer y arruinarlos para siempre?
Investigadores de la Universidad Estatal
de Carolina del Norte, en Estados Unidos parecen haber dado con la
solución: unos cables que pueden estirarse hasta ocho veces su tamaño
original.
Este tipo de cables, dicen, podrían usarse
tanto para auriculares como cargadores de celulares, pero también
podría tener mucho potencial en electrónica textil.
Galio e Indio
Para fabricar estos cables, los
investigadores fabricaron un tubo hecho a base de un polímero
extremadamente elástico y lo rellenaron con una aleación de metal
líquido compuesta de galio e indio. Estos metales son muy eficientes a
la hora de conducir electricidad.
“Anteriores esfuerzos para crear cables
elásticos se centraron en introducir metales u otros conductores
eléctricos en polímeros elásticos, lo que tiene ventajas y desventajas”,
explicó el Dr. Michael Dickey, profesor asistente de ingeniería química
y biomolecular y coautor de la investigación.
“Incrementar la cantidad de metales
aumenta la conductividad del compuesto, pero disminuye la elasticidad”,
explicó, “nuestro método mantiene los materiales separados, así que
tienes una máxima conductividad sin frenar la elasticidad”.
Por este motivo, estos cables se pueden estirar más que la mayoría de sus antecesores.
Antecedentes
No es la primera vez que los
investigadores presentan prototipos de cables flexibles, esenciales si
se quiere dar paso a una nueva generación de tecnologías portátiles,
sobre todo en el área de la electrónica incorporada a fibras textiles.
En 2011 investigadores japoneses de la empresa Asahi Kasei Fibers, presentaron lo que según ellos fue el “primer cable eléctrico elástico del mundo”, inspirando su diseño en la piel humana.
En este caso, se fabricó empleando fibras de spandex, un tipo de fibra sintética enormemente elástica.
Con ella, los japoneses lograron producir
un cable capaz de estirarse hasta 1,5 veces su tamaño original, el
equivalente al grado de estiramiento medio de la piel humana.
La idea en este caso no era sólo
utilizarlo en electrónica textil sino en robots con apariencia similar a
la humana, ya que estos androides necesitarían de cables estirables
bajo su piel artificial.

Telas que sienten
La ciencia trabaja en el desarrollo de
telas inteligentes, es decir, que incorporen en su composición
dispositivos digitales y electrónicos, como sensores que les permitieran
reaccionar al entorno y adaptarse en consecuencia.
Como por ejemplo, telas para uniformes
militares que detecten una herida y actúen estrechando el área que la
rodea formando una especie de torniquete que frene la pérdida de sangre,
telas que puedan detectar enfermedades o que cambien de color a
voluntad, por ejemplo, dependiendo del humor de quien los lleva.
Las posibilidades de la alta tecnología
textil son infinitas y tendrían utilidad en ámbitos muy diversos que van
desde la salud, la agricultura, el deporte e incluso para la confección
de artículos del hogar.
No obstante, a día de hoy, uno de los
mayores obstáculos a la hora de elaborar este tipo de componentes es que
los conductores tradicionales son demasiado rígidos, por lo que no son
convenientes en sistemas que estarían sujetos a contínuos estiramientos.
Una solución podrían ser estos nuevos
cables de metal líquido. No obstante, Dickey reconoce que antes de que
estos cables puedan ser comercializables todavía queda un detalle que
mejorar: minimizar la fuga de metal líquido en caso de que el cable se
rompa.
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