viernes, 8 de agosto de 2014

Las insidiosas Condiciones de Uso del Messenger de Facebook para móviles

¿Cuánta cantidad de información personal estáis tú y tus amigos dispuestos a compartir para acceder a las aplicaciones gratuitas de móvil? Sospecho que la cantidad es mucho más pequeña de lo que aceptaste compartir cuando firmaste ciegamente las Condiciones de Uso.
El tema en cuestión es el siguiente: para descargar la aplicación de Messenger en Facebook, que se jacta de haber tenido más de 1.000.000.000 de descargas, es necesario dar una cantidad alarmante de información personal y, lo que es más asombroso, control directo sobre el dispositivo móvil. Me apuesto lo que sea a que muy pocos -por no decir ninguno- de aquellos que se han bajado la aplicación han leído las Condiciones de Uso antes de aceptarlas.
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La aplicación de Messenger para Facebook es una versión autónoma del chat instantáneo de la red social. Puedes acceder fácilmente a él a través del Facebook en tu dispositivo móvil, pero para abrir toda la aplicación se necesita más memoria, más ancho de banda y más batería. Como consecuencia de esto, Facebook ofrece esta función como una aplicación independiente en la que puedes chatear con tus amigos de Facebook sin tener que abrir el Facebook.
Si eres una de los 1.000.000.000 de personas que se han bajado esta aplicación, tómate un momento para leer lo siguiente. He escrito, palabra por palabra, alguna de las cláusulas más agresivas que has aceptado:
  • Permite a la aplicación cambiar el estado de conectividad de la red.
  • Permite a la aplicación llamar a números de teléfono sin tu intervención. Esto puede producir llamadas o costes imprevistos. Las aplicaciones maliciosas pueden costarte dinero por llamadas hechas sin tu consentimiento.
  • Permite a la aplicación mandar SMS. Esto puede producir costes imprevistos. Las aplicaciones maliciosas pueden costarte dinero por mensajes enviados sin tu consentimiento.
  • Permite a la aplicación grabar audio con micrófono. Esta cláusula permite a la aplicación grabar en audio en cualquier momento sin tu consentimiento.
  • Permite a la aplicación leer información sobre los contactos almacenados en tu teléfono móvil, incluyendo la frecuencia con la que has llamado, escrito un email o te has comunicado de alguna otra manera con individuos determinados.
  • Permite a la aplicación leer información personal almacenada en tu dispositivo, como por ejemplo, tu nombre e información de contacto. Eso significa que la aplicación puede identificar y enviar información de tu perfil a otras personas.
  • Permite a la aplicación acceder a las funciones de telefonía del dispositivo. Esta cláusula permite a la aplicación determinar el ID del número de teléfono y el dispositivo, tanto si se trata de una llamada en curso, como si simplemente se accede al número remoto en una llamada perdida.
  • Permite a la aplicación obtener un listado de cuentas conocidas por el teléfono. Esto puede incluir cuentas creadas por aplicaciones que hayas instalado.
El hecho de que los medios sociales y las aplicaciones sean tan insidiosos no es nada nuevo. Todos sabemos (o deberíamos saber) que ninguna aplicación es realmente gratis. Las aplicaciones gratuitas en Internet se pagan a través de la información personal que se da a través del nombre, localización, historial de navegación, etc. Además, los desarrolladores de móviles y las redes sociales cobran a los anunciantes por hacer anuncios orientados muy claramente a grupos específicos de personas.
Si mucha de esta gente no ha leído las Condiciones de Uso del Messenger (o las han leído y no les importan), ¿cómo de envalentonados no estarán los desarrolladores de móviles en el futuro? Entiendo la naturaleza de las aplicaciones gratuitas en los móviles. Estoy dispuesto a dar cierta información personal por tener derecho a acceder gratuitamente a un juego, contenido o red social y por experimentar alguna forma novedosa de publicidad mientras disfruto de ese servicio sin costes. Sin embargo, Facebook ha ido demasiado lejos. Es el momento de que nos plantemos y digamos "¡No!"
Da el primer paso borrando esta aplicación. Después, revisa la Condiciones de Uso que has aceptado previamente sin leer, y asegúrate de si te sientes cómodo con el precio de la gratuidad. La única manera de frenar esta tendencia dañina es dar un puñetazo sobre la mesa. Lee las Condiciones de Uso en Internet y móviles antes de aceptarlas y, cuando vayan demasiado lejos, di no.
¿Te atreverás a decir no?

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