martes, 4 de noviembre de 2014

WhatsApp no cumple, pero obliga a sus usuarios a hacerlo

En las últimas semanas, WhatsApp ha mostrado actividad realmente interesante, tras mantenerse varios meses prácticamente en silencio, y en vías de compra por parte de Facebook. Tras cerrarse la compra, como ya esperábamos, finalmente sí se han producido cambios. WhatsApp, lejos de cumplir con sus usuarios, se ha vuelto más estricta que nunca con los mismos.
¿Cuántos meses llevamos esperando las llamadas VoIP que WhatsApp prometió en febrero que llegarían “antes de verano”? Ese es el tema. Mientras que WhatsApp, actualmente en propiedad de Facebook, deja sin cumplir sus promesas y plazos, los usuarios se sienten cada vez más molestos, dado que WhatsApp está acentuando la dureza de las condiciones de su servicio. ¿Qué quiere decir esto? Que WhatsApp, efectivamente, está haciendo valer sus textos legales, pero de una forma desconsiderada que está llevando a muchos usuarios con un comportamiento plenamente lícito a ser baneados definitivamente del servicio.
Los términos de uso del servicio de mensajería instantánea más popular a nivel global nos indican que no podemos enviar anuncios o información de tipo comercial, hacer spam, molestar a otros usuarios, o utilizar un sistema automático para el envío de mensajes, así como aplicaciones no autorizadas por WhatsApp. Sin embargo, hasta la fecha ninguna de estas “normas” contempladas en los términos de servicio no se habían llevado a cabo en forma de expulsiones definitivas del servicio, mientras que en las últimas semanas WhatsApp está llevando a cabo movimientos de este tipo en repetidas ocasiones.
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WhatsApp comienza a expulsar usuarios de su servicio

El problema principal de las expulsiones de WhatsApp, evidentemente, está en que la cuenta de usuario viene asociada al número de teléfono. Esto quiere decir que, mientras que en otros servicios pueden expulsarnos y podríamos volver utilizando otra cuenta de correo electrónico, por ejemplo, u otra dirección IP, en WhatsApp se vuelve mucho más complicado “volver a entrar” una vez que nos hayan expulsado. Esto podría ser un sinónimo de mayor seguridad, claro, pero también supone una mayor dificultada para el usuario baneado cuando se trata de un error o un exceso por parte de la compañía que brinda el servicio.
Por otra parte, hay que recordar que las últimas estadísticas de WhatsApp revelan un total de 600 millones de usuarios activos al mes, lo que sitúa a la aplicación como indiscutible líder en su categoría. Llegados a este punto, no escapará del conocimiento de nadie que “no tener WhatsApp” es, en muchos casos, “estar desconectado del mundo”, por lo que el poder de WhatsApp en este sentido es bastante superior que el de sus competidores. Ahora bien, ya no es sólo el problema que puedan estar generando algunos “usuarios molestos”, sino el problema que se puede dar la vuelta directamente contra WhatsApp por llevar a cabo el cumplimiento de sus términos de servicio de forma exagerada.
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Entre la seguridad y el abuso, ¿debe WhatsApp expulsarnos?

Durante las últimas semanas han sido varios los casos de expulsión del servicio que se han dado a conocer de forma pública y, sin embargo, todos ellos pueden englobarse hasta la fecha en dos rasgos principales. Mientras que algunos han sido expulsados por ser bloqueados en diferentes ocasiones o hacer SPAM en WhatsApp, hay otros usuarios que están reportando haber sido expulsados por utilizar una aplicación de terceros en lugar de la oficial de WhatsApp. Así, esto último encaja con el reciente “cese de servicio” de OGWhatsApp, que nos permitía utilizar dos cuentas en un sólo teléfono inteligente.
Algunos casos, como el de las expulsiones por usar apps de terceros, tienen una lógica justificación, puesto que persiguen que no ocurran filtraciones masivas como la reciente de Snapchat. Ahora bien, el más llamativo es el caso de las expulsiones por “haber sido bloqueados en reiteradas ocasiones”. Y es que, dado que WhatsApp no ha facilitado información más precisa, todo apunta a que si “somos bloqueados en reiteradas ocasiones”, WhatsApp puede automáticamente bloquear nuestro número de teléfono para que no podamos volver a utilizar su servicio de mensajería instantánea.
Teniendo en cuenta esto anterior, ¿qué utilidad tiene el bloqueo de un usuario, si puede esto ser un arma de doble filo? Es decir, totalmente de acuerdo con que bloqueemos a un usuario para que no nos moleste. Pero, más allá de este bloqueo, ¿por qué la expulsión? Si tenemos la herramienta bloqueo, que impide que entablen conversación con nosotros, es en realidad una “protección” más que suficiente, mientras que el baneo puede suponer una expulsión injusta por haber alcanzado varios bloqueos injustificados.
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Mientras tanto, WhatsApp no se ocupa de su trabajo

Justo ahora que WhatsApp se ha centrado especialmente en hacer cumplir sus términos de utilización del servicio, nos encontramos en una situación en que WhatsApp lleva varios meses de retraso en la introducción de las llamadas VoIP. Y no sólo es importante este retraso, sino el tiempo que han tardado en dar explicaciones. Finalmente, hace sólo unos días volvían a sacar a la luz el tema aclarando que llegarán en 2015. Además, durante este año han sufrido serios problemas con sus servidores, que en varias ocasiones han dejado a sus millones de usuarios sin servicio durante varias horas. A todo esto, es necesario recordarlo, estamos pagando por un servicio que otras compañías ofrecen de forma totalmente gratuita. ¿El resultado? A pesar de ser líder en usuarios activos, supone ahora pérdidas para Facebook. Y es que, en realidad, poco bien podría resultar a WhatsApp tratar de expulsar a sus usuarios, cuando en realidad deberían ser los usuarios quienes “expulsen” a WhatsApp de sus móviles.

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