De hecho, Windows XP sigue estando instalado según Net Applications en nada menos que el 41,23% de los ordenadores de todo el planeta, una cifra increíble que hasta no hace mucho era incluso superior a la cuota de mercado de Windows 7.
Ese éxito aún 11 años después de su lanzamiento se deben a muchos factores, pero el más relevante probablemente haya sido el hecho de haber sido uno de los mejores sistemas operativos de su época, sobre todo tras publicarse hasta 3 Service Packs -el segundo de ellos fue especialmente significativo- que supusieron la consolidación de una plataforma que acabó funcionando realmente bien.
El ciclo de vida de Windows XP se alargó inicialmente debido al fenómeno netbook, que provocó que Microsoft se viera casi obligada a licenciar durante más tiempo este sistema y a alargar el periodo de soporte tras certificarse que el funcionamiento de Windows XP en los Intel Atom que poblaban estos netbooks era muy superior a los mucho más exigentes en recursos Windows Vista o Windows 7.
De hecho, incluso con el lanzamiento de Windows 8 habrá que ver si los usuarios de XP logran convencerse de que quizás sea el momento de dar el salto a una nueva versión, algo que de hecho puede que no suceda ni siquiera después de que acabe el periodo de soporte oficial, que aún estará disponible hasta el 8 de abril de 2014.
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